Hay emociones que por su vibración energética baja afectan nuestro organismo, disminuyendo la eficiencia del Sistema Inmunológico y por lo tanto permiten que virus y bacterias nos enfermen.
Vibración energética de las Emociones
Nuestra vida está asociada a la energía.
En realidad todo Es Energía.
El Sol nos ilumina con sus rayos luminosos y además nos entrega energía calórica. El aire que respiramos se mueve formando lo que llamamos viento. Ese viento puede ser aprovechado con molinos especiales para generar electricidad. La electricidad es la energía que permite que todos nuestros aparatos eléctricos y electrónicos hagan su trabajo.
Nuestro cuerpo también es energía. Tenemos una temperatura corporal asociada a la energía calórica que señala que estamos vivos.
En nuestro organismo se desarrollan continuamente miles de millones de reacciones químicas y procesos energéticos que permiten que nos movamos, actuemos, hablemos y «pensemos». Sí, los pensamientos y emociones también son energía.
Todo tipo de energía es posible representarla a través de las vibraciones que produce.
Por ejemplo, si escuchas un grito es porque alguien emitió un sonido con sus cuerdas vocales, produjo vibraciones en el aire que se trasladaron como ondas sonoras hasta tus oídos.
Si el grito es agudo, es porque la frecuencia es alta, es decir hay un gran número de ondas en una unidad de tiempo. Si el sonido que escuchas por el contrario es grave o ronco, significa que las ondas sonoras son de baja frecuencia. Es decir, muy pocos ciclos por unidad de tiempo.
Toda forma de energía puede ser medida y cuantificada a través de la frecuencia de ondas que emite.
Las emociones al ser energía también tienen un nivel de vibración. Se ha demostrado que aquellas emociones agradables como Generosidad, Gratitud y Amor vibran en altas frecuencias (Entre 95 y 150 Hz), a diferencia de aquellas emociones más desagradables como el Miedo, Resentimiento e Irritación (Entre 0,2 y 3,8 Hz). Cabe señalar que 1 Hz es un ciclo por segundo.
Diferentes estudios han encontrado que los virus operan a frecuencias entre 5,5 y 14 Hz. Se desactivan a frecuencias altas por sobre los 25 Hz.
Las emociones y nuestro sistema inmunológico
Según un Estudio publicado en el año 2018 por un grupo de especialistas de la Universidad de Pensilvania, se demuestra el efecto negativo de las emociones de baja frecuencia sobre el sistema inmunológico.
El estudio consistió en pedirles a un grupo de evaluados que registraran sus emociones por un período de dos semanas. A la vez se les efectuaba un análisis de sangre, buscando trazadores que indicaban procesos inflamatorios. Los procesos inflamatorios son la respuesta normal del cuerpo frente a infecciones y heridas, por lo que altos niveles inflamatorios están asociados con problemas de salud.
El estudio logró correlacionar que aquellas personas que experimentaban emociones de baja frecuencia como tristeza o enojo, presentaban altos índices inflamatorios en los análisis de sangre. Por el contrario, aquellos que experimentaban emociones de alta frecuencia como la alegría o el agradecimiento, aún en cortos períodos, antes de la toma de muestra de sangre, presentaban más bajos índices inflamatorios.
Cómo elevar la frecuencia de nuestras emociones
Somos seres esencialmente emocionales y por eso, cada evento, cada circunstancia que experimentamos produce en nosotros algún tipo de emoción.
Como no podemos evitar los acontecimientos externos, lo que podemos hacer es regular la forma en que nosotros reaccionamos a esos hechos externos a nosotros.
Lo ideal es que podamos vibrar a las frecuencias emocionales más altas posibles.
Sin embargo, no estamos exentos a sufrir en algún momento emociones como tristeza, angustia o ira.
Lo ideal es que estas emociones de baja frecuencia permanezcan en nosotros por el menor tiempo posible.
Para ello existen varias técnicas que enseñamos en nuestra consulta.
Una de ellas es la respiración 4×4. Consiste en inspirar por la nariz contando mentalmente hasta 4 y luego exhalar por la nariz también contando mentalmente hasta 4.
La clave en la regulación de nuestras emociones es la respiración. Cuando empleamos el mismo tiempo para respirar inspirando y exhalando, nuestro cerebro interpreta que estamos en calma y rápidamente ordena el sistema hormonal para que bajen la ansiedad y recuperemos la calma.
Existen otras técnicas para la regulación de la tristeza y la angustia. Para saber en qué nivel de vibración está tu estado de ánimo, puedes contestar esta corta encuesta. Analizaremos tus respuestas y te contactaremos para comentarte cómo te podemos ayudar a ti en forma personal mediante nuestras terapias y ejercicios de entrenamiento emocional.