¿Por qué me siento tan agotado(a) si duermo bien?
Es una de las frases que más escucho en mi consulta:
“Carlos, duermo mis horas, pero amanezco igual de cansado(a). Es como si nada me recargara…”
Y no, no es solo una sensación. Es real. Muchas personas hoy viven un agotamiento profundo que no se soluciona con una siesta o una buena noche de sueño. Es un tipo de fatiga emocional, energética y mental que va más allá del cuerpo físico.
No es flojera, es carga acumulada
Este cansancio muchas veces no tiene una causa médica evidente, y por eso suele confundirse con pereza, falta de motivación o incluso con un “problema de actitud”. Pero no. Es la señal de un sistema que ha estado funcionando al límite durante mucho tiempo.
Puede tener distintas raíces:
Estrés sostenido: tu cuerpo ha estado en modo alerta más tiempo del necesario.
Cargas emocionales no resueltas: duelos, frustraciones, enojo contenido o ansiedad.
Desequilibrios energéticos: bloqueos en los flujos naturales de energía vital.
Desconexión de uno mismo: vivir para cumplir expectativas externas, sin espacio para lo que realmente te nutre.
Escuchar el cuerpo sin juicio
La buena noticia es que este agotamiento también es una invitación: a frenar, a escucharte, a pedir apoyo. Tu cuerpo no te está fallando, te está hablando. Te pide que prestes atención a lo que no ha sido resuelto internamente.
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