La respiración es una función automática, sí. Pero también es una herramienta poderosa para regular nuestras emociones, calmar el sistema nervioso y reconectar con nosotros mismos cuando sentimos que todo nos sobrepasa.
En consulta, suelo comenzar muchas sesiones guiando una respiración consciente. Es un recurso que tenemos disponible en cualquier momento y que, cuando lo usamos con intención, puede cambiar por completo nuestro estado interno.